Cada vez que escribo un post en septiembre, me acuerdo de las cartas del director de las reconocidas cabeceras (reseñas que he aprendido a apreciar con los años).
Para mí este mes se ha convertido casi en una tradición en la que con la vuelta del verano, al igual que ocurre en diciembre con los últimos días del año, hago mi lista de deseos, objetivos y ambiciones. Quien me conoce, sabe que mi App de notas está desbordada de to does y seguimiento de cada uno de mis quehaceres.
Septiembre, el mes de las segundas, terceras e infinitas oportunidades o de los “querida, ponte manos a la obra y hazlo de una vez”. Efectivamente, tienes todo un curso por delante para ponerte a hacer aquello que te ronda la cabeza (de verdad). No os voy a negar que adoro el verano, es mi debilidad (y más, este año tan especial) pero a este curso que comienza le he exigido mucho. Digamos que, la chica de septiembre.

Personalmente, creo que todos tenemos un poco de septiembre dentro de nosotros. La nostalgia por el fin del verano, las sonrisas de los reencuentros y las toneladas de cafeína por la vuelta a la rutina (o el regreso a los likes). Os he de confesar que, como buena adicta al trabajo “soy una fiel defensora de este sentimiento”. Porque en cada comienzo, to do, en cada septiembre vives poniendo el alma en cada paso y eso, eso se nota.
Los 28 trajeron consigo paz, sosiego y familia, algo que necesitaba y que se ha convertido en piedra angular para todo en mi vida. Porque aunque los años aprieten y cada vez se me haga más complicado pasar por aquí, hay cosas que nunca cambian ¡y eso, me encanta! como cuando vuelves a un sitio, que pareces que nunca te has ido o hueles un aroma que te es familiar o te reencuentras con alguien que parece que nunca se fue.

Hoy, os invito a hacer vuestra propia September list. Apuntad vuestros objetivos de este curso: profesionales, personales e incluso universales. Lo importante es hacer el ejercicio. Marcad una fecha y revisadlos. Algunos se llevarán a cabo, muchos pasaréis y otros se quedarán por el camino al daros cuenta que no merecían la pena.
¡Brindo por todos los septiembres que caben en ti!
