Siempre he sido muy fan de la gente brillante:
Analogía, es la enfermedad
de la que no me quiero curar nunca.
De tus cigarros,
yo sería las colillas.
De tus tacones,
yo sería la Gran Vía.
Cada vez que tú caminas
la calle se llena de anauncios,
porque eres un espectáculo
digno de ser anamirado.
Ponle anamita a estas ganas
de explotar contigo
cada vez que ríes un viernes de verano.
Estás mona,
pero te prefiero Ana
como complemento de anarquía.
Quiero escribirte, detalle a detalle,
porque más que crónica eres Ana.
Siempre vas un paso por delante,
como si no te importara nada
y el tiempo, más que relativo,
contigo sea anativo.
Eres la mas Ana de las Morgades,
pa’ Ana tú,
porque tú eres lo malo.
Porque cada vez que tengo hambre
y te cruzas por delante
me convierto en Anamal
pues todo lo que no sea comerte
me parece Ananismo.
Ana y los siete,
conmigo ocho
porque esta carcajada
viene de serie.
Y cada vez que tú me besas
me convierto en analfabeto
porque nada digno sale de mi boca,
más que tu lengua Anaconda
que me envuelve y me envuelve,
como un pétalo a la flor.
Y entonces me atrapas en tu red de libertad,
en el rojo de tus labios,
tu media melena,
y tu rock and roll a media asta.
Y no me sueltes nunca
pues recuerda que el pájaro
también puede echar de menos a la jaula
si la jaula se llama Ana.
Miguel Gane
Sábados entre cafés y juegos de palabras…