A pesar de ser una lover de los deportes extremos, no consigo acostumbrarme a los aterrizajes y despegues de aviones. Ante cualquier turbulencia mi dramática mente se ve con el chaleco salvavidas volando por los aires…
Y por eso, he de confesar que soy de las que se ve todas las demostraciones de las azafatas de vuelo. En mi último vuelo, mi hermana me acompañaba y sinceramente, fue todo un alivio. Opté por dejarla casi manca, era eso o pillar un tripi de valium.
Pero hoy no vengo a hablaros de mis miedos mientras viajo en una maquinaria tremendamente grande en la que van muchas personas y en cualquier momento puede caer al vacío, convirtiéndonos todos en chocapics.
Hoy os vengo a hablar de otro tipo de vuelos. Un pensamiento alegre y volarás. Recordaréis la frase de la película de Peter Pan. La felicidad crea hábito y luego cuesta mucho vivir sin ella. Y me he dado cuenta de que muchos de mis pensamientos alegres, necesarios para volar, tienen que ver con los pasados en mi rutina diaria (algo diferente que la de años atrás). Por aquellos octubres, sentía una nostalgia muy diferente de la que ahora me río.
Y sin saber por qué misteriosa razón, un día vuelves a empezar otra lista de reproducción;
vuelves a tener ganas de leer cuando creías que ninguna novela iba a gustarte tanto como La isla.
y vuelves a estar morena.
y vuelves a empezar el collage de tu pared.
vuelves a ese garito al que habías jurado no pisar;
Vuelves a estar a gusto.
Vuelves a escuchar esa canción y cosas que creías que no ibas a poder olvidar, ni siquiera acuden a tu mente.
Vuelves a ponerte una camisa XXL.
Vuelves con un año más de madurez.
Vuelves a agradecer que no pasasen cosas que en su momento deseabas con los ojos cerrados;
y vuelves a apostarlo todo a una carta.
y ver lo bonito que es el mundo.
Vuelves a recordar aquello que decía tu amiga: «que nunca es demasiado tarde, ni demasiado pronto y que nadie sabe qué pasará mañana y que tal vez eso sea lo que hace todo tan interesante…»
Y, a riesgo de parecer Paulo Coelho, piensas que todo vuelve y lo hace transformado en algo mejor.