Mi lenta y despiadada caída hacia los 30 ha llegado. Pero como dicen los grandes gurús de la generación Z, los 30 son los nuevos 20 ¿no?
Llevo varias semanas experimentando lo que se siente con 27, algo parecido a los 26 solo que con menos libertades. Esta nueva normalidad, supuesto no estado de alarma aunque en verdad sí, no me gusta demasiado.
Como cada 26 de julio, mi cumpleaños vino acompañado de mi santo (para todo aquel que aún no lo sepa) soy una de esas “personas privilegiadas”, (solo conozco a una) que su cumpleaños y santo coinciden. Mucho s estaréis pensando, ¡pero qué maravilla! Pues justo lo contrario pienso yo. Desde pequeña he pensado que era una estrategia de mis padres para ahorrarse regalos, obviamente con el tiempo aprendí que no…
No me considero alguien de otra galaxia, simplemente le pido a mis 27 un poco de ohm y un 2021 en condiciones. De entre mis múltiples y maravillosos regalos y demás banalidades que me han regalado en mi onomástica, hay uno de ellos en el que me encuentro felizmente inmersa “Mi nombre es Greta Godoy” mucho más que un libro, que por cierto os invito a leer y donde Berta hace un ejercicio sobre las Redes Sociales vs. Vida personal/laboral.
Para animarme, sabéis que soy un poco dramática con la edad (y en cierta medida con todo) mis amigos me dicen que los 28 son los auténticos y deprimentes 30. Así que mientras tanto, me dedicaré a MAB (More and better). Os confieso que el verano trajo consigo una Sevilla desértica, de la que no me quejo, y algo de normalidad, bendita y ansiada normalidad.
27 estrellazos y todo un año por delante ¿se puede pedir más?
Me quedo con eso de «soy un poco dramática con la edad», y mira que te lo dice alguien que hace muuuchooo tiempo se despidió de los 26, disfruta esos 27 anita, todavía hay mucho camino por recorrer, y muchas historias que contar… saludos desde algún lugar de la web
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