El sábado, cuando volvía de mi running matinal me quedé embobada mientras miraba los bloques de alrededor de mi casa, esta vez desde una perspectiva diferente, desde la calle. Los mismos edificios que, hace menos de un mes veía desde una altura muy distinta. Desde abajo parecían rascacielos de 30 pisos de la 5th Avenida, armados con bloques de hormigón y grandes ventanales, en esta ocasión vacíos. Cristales cerrados y persianas bajadas, que no dejaban pasar ni un rayo de luz.
Me pregunto ¿Qué ha pasado con todo aquello? ¿Dónde ha quedado? ¿Y todo lo que nos prometimos cambiar, retomar o mejorar durante el confinamiento? ¿Dónde ha ido a parar? ¿Soy yo la única que tiene la sensación de que todo fue una simple película de ficción? ¡Solo faltan las palomitas!
Durante el pasado mes de junio (algo convulso) he intentado asimilar, cambiar, filtrar los pendientes que os comentaba al inicio del confinamiento… llegando a la conclusión que la paz mental a veces solo se puede alcanzar de una forma “a la fuerza y con supergen” para no volver, pero esto es otra historia que ya os contaré.
Mi hermana, la médica de la familia comenta que habrá un rebrote, mi hermana y el resto de especialistas. Mientras tanto, el resto del mundo nos dedicamos a organizar nuestras felices y descafeinadas vacaciones. Porque ya no es noticiable superar la curva, ni el estado de alarma, tampoco la nueva normalidad, ni George Floyd o el teletrabajo ¿no? Parece que con la llegada del desconfinamiento hemos dado carpetazo a esa antigua vida “de hace unos meses”. Como si quisiéramos olvidarla de nuestras mentes a lo Men in Black, sin ser conscientes que ha pasado a formar parte de nuestras vidas.
Cuando trabajas en el sector de la comunicación, te das cuenta de la volatilidad de las cosas. Hoy vende, mañana ya es historia. Pero hay relatos que, si rascas un poquito y te bajas un escalón, ¡ganan en misterio! te lo aseguro.
La teoría del ser cuadriculado, como yo la llamo, es todo aquel/aquella que siempre ve la pieza desde un ángulo sin adentrarse en su conjunto. ¿Te imaginas ver el David de Miguel Ángel siempre desde el mismo punto? Qué ingenuo es el pensar que por todos los lados es igual de regular. Hoy, te animo a centrarte en algo, lo que te apetezca, situación, persona, proyecto, lo que quieras e intentar verlo desde otra prespectiva, ángulo, actitud. ¡Te sorprenderás!
Quizá las cosas no caigan de un guindo pero puede que vengan directas del cielo. Mientras tanto, seguiremos probando suerte con el euromillón.