Hoy leía un artículo en el que invitaban a los lectores a imaginar que volvían a nacer y qué pasaría si pudieran elegir un sólo libro para leerlo como si fuera la primera vez. Era una especie de experimento para crear el lector ideal, si es que esto existe. Una especie de “boyhood” de la lectura.
Me gustaría ir más allá. No se trata de elegir, si no de vivir, o volver a vivir, algo por primera vez. Me pregunto qué cosas me gustaría volver a vivir como si fuera la primera vez. Como una especie del vuelta a la niñez, a aprender de los errores o a volver a cometerlos. Empezar de cero. Una hoja en blanco.
Si echo la vista atrás me gustaría volver a tener esa sensación al hacer el último examen de la universidad, ese que cuando vas a entregar piensas “ya está”: ya soy publicista. Objetivo conseguido. Es magia, ya no hay nervios, esos quedaron tachados en calendarios infinitos, sólo hay emoción y la seguridad de que has podido con todo. Es como quitarte una mochila llena de unas piedras que has ido guardando los últimos cuatro años. Y, de repente, ¡zas!, desaparece y sigues caminando.
Hay otra primera vez que es llamativa, como la de probar algo que a todos, en principio, no nos gusta e incluso detestamos y que con el paso de los años se vuelve favorito. Bebidas como el café, el vino o la cerveza. Todavía me río cuando veo a algún niño pequeño poner caras indescriptibles al probar el café de sus padres. Pobre iluso, con los años será su gran aliado.
¿Leer un libro como si fuera la primera vez? Sin duda, sería Mi isla de mi querida Benavent. No sé si se encuentra entre las lecturas de un hipotético lector ideal pero, para mi, es el libro ideal. Y esa sensación al verte tú entre esa historia es muy, muy reconfortante.
Aprender a conducir. El momento en el que vas sola en el coche con tu L medio pegada en el cristal. Mas insegura que otra cosa, con algún que otro pitido como sonido ambiente, con ese miedo a que el coche se cale (otra vez), con ese subidón de adrenalina al arrancar en cuesta, con la tensión previa a la búsqueda de aparcamiento… Pero feliz. He de confesaros que la primera vez que cogí un coche tuve un golpe, yo y mi maravillosa suerte.
Volver al colegio solo para recordar ese olor de las clases mientras arrastraba la mochila por sus interminables pasillos, subir las escaleras, encontrarme a alguna compañera, la sensación sofocante del uniforme en pleno mes de mayo, los agobios de la última evaluación …
Volver a ver a gente que ya no está, que han desaparecido de tu vida y si me apuras, del mundo. Compartir un día con cada uno de ellos, lo justo para saber que todo está en orden y seguir.
Si pudiera elegir, también me gustaría recordar la emoción que sientes al escuchar por primera vez una canción que se convierte en una de tus favoritas. Claro, en ese momento no eres consciente, pero pronto te das cuenta de ello.
Y tú, si te dieran a escoger ¿qué volverías a vivir como si fuera la primera vez?