Hace unos meses vi un vídeo titulado, “Querida yo a los 17…”, protagonizado por estudiantes de Medicina de la Universidad de Sevilla que han llegado al final de la carrera y se dirigen a ellos mismos cuando empezaban. ¿Recordáis esos años en los que en tu vida todo son dudas? Podría decirse que es cuando la vida se pone seria y en nosotros está afrontarla con un par de narices.
A raíz de ello, pensé qué me diría a mí misma si tuviera la oportunidad de tener una conversación en la que hacerme algunas recomendaciones, que me habrían venido fenomenal en esa época. ¡Os invito a hacerlo vosotros también!
Querida yo a los diecisiete…
No te agobies, todo va a salir bien. Y cuando te digo todo, es todo. Cumplirás los dieciocho y no morirás en el intento. Lo pasarás en grande dando el paso a la mayoría de edad y te darás cuenta de que sigues siendo la misma una vez que los cumples. Tu vida no se inmutará en absoluto cuando tu documentación marque un uno y un ocho.
Siento decirte que, echarás de menos el cole (aunque ahora lo quieras quemar, con profesores incluidos) Sé que estos años están siendo duros, pero merecerá la pena, eso te lo aseguro. Intenta que no te ocupe demasiado tiempo pensar de qué te sirve la vegetación de España, ha día de hoy aún no lo he descubierto. Limítate a aprender y a empaparte de todos esos conocimiento . Por cierto, te doy una gran noticia, aprobarás esos exámenes que tanto te estás currando y entrarás en la carrera que tanto te apasiona.
En Sevilla o fuera de ella, no creas a los que te dicen que en la facultad todo es fiesta, mantén los ojos bien abiertos porque habrá en ti una evolución enorme en cuanto a conocimientos y técnicas. Te digo que entre esas paredes te enseñarán demasiadas cosas que irás asimilando poco a poco. Además de estudiar, conocerás a gente maravillosa. Con ellas pasarás demasiadas horas delante de tacos de folios y millones de pos-it. No cierres los ojos a la amabilidad del mundo que te rodea, no tengas miedo a ampliar tu círculo, nunca es tarde para que entre alguien más que te demuestra que vale la pena y allí harás amigas que serán compañeras de batalla.
Una vez que salgas de la facultad, aprenderás lo importante que es amar lo que haces diariamente y, en mayor o menor medida, valorar a la gente que tienes cerca. Por eso, no te conformes con poco ni en lo profesional, ni en lo personal. En cuanto a lo primero, me refiero a que tu esfuerzo y constancia te harán llegar donde quieras. Y, lo segundo, no hace falta que te explique mucho más, simplemente que te rodees ahora y siempre de gente que te aporte cosas buenas, cuyas ideas completen la visión que tienes del mundo, que te animen a seguir avanzando, celebrando cada salida de la universidad de derecho y que, estando con ellos, no te salga otra cosa que dar la mejor versión de ti mismo. Comprobarás que nada sucede por casualidad, la providencia no improvisa…
No dejarás de conocer a gente, algunos llegarán para quedarse y lo mejor es que parecerá que llevan toda la vida junto a ti. Otros estarán de paso, y como no sabes qué papel jugarán en tu vida ni tú en la suya, procura dejar en todos un buen recuerdo, es lo único que está en tus manos. No pierdas nunca la capacidad de sorprenderte, lo hará todo mucho más emocionante, siempre expectante, no hay mejor actitud para recibir aquello que nos espera.
Sobre el amor, ¿cuál de ellos? tranquila, tu príncipe azul tardará un pelín en llegar, ¡pero cuidado! no vaya ha ser que te confundas de color. Pasará gente, pero te adelanto que tienes que aprender a vivir sola, no pongas tu vida patas arriba con tal de estar acompañada de una buena persona, busca el amor verdadero en la persona con la que quieras compartir tu vida y hazlo. ¡Lucha por lo que crees y que tu vida se vaya en ello! Sobre ese segundo amor, ya sabes a cuál me refiero.
Y del resto, qué decirte, los años irán pasando a una velocidad relámpago, vendrán épocas complicadas (como en todas las historias) intenta disfrutar de cada momento, pero ¡chica con calma!, que la vida se disfruta a sorbos pequeños. Quizá sucedan cosas esperadas y otras algo inesperadas, y lleguen leonorcitas antes de tiempo, pero qué más da, como siempre digo (y seguiré diciendo) todo ocurre en esta vida por una extraña razón.
Por último, recuerda que una sonrisa siempre es un buen comienzo e incluso un buen final… ¡Si sonreíste, mereció la pena!
Este post va dedicado probablemente a una de las personas más importantes de mi vida, mi pequeña o mejor dicho mayor revolución.