Querida yo del futuro,
Si estás leyendo esto es que quizá hayan pasado un par de años, espero que no nos hayan salido demasiadas canas ni nos hayamos pasado con los kilos.
Como me conozco, te conozco y sé que hemos podido olvidar algunas cosas de ahora, he decidido escribir este post para recordártelas.
Recuerda que hubo un tiempo en el que fuimos viajeras, no turistas y todo iba más allá de nuestro Apple Watch.
En el que nos guiábamos por la curiosidad, no por el VOGUE, ni Instagram y tampoco necesitábamos reservar en un gran restaurante para pasar una gran noche y tú lo sabes.
Si eres feliz, para de leer. Pero presiento que seguirás leyendo. ¿Te casaste con él? y ¿me quitaste los piercing?. Al final ¿me llegué a hacer ese tatoo por el que tanto me moría? En fin, después de todo, ya eres mayorcita.
Me gusta imaginar la idea de que dejásemos el trabajo y nos fuéramos a recorrer mundo, pero lo dudo, me conformo con que la obsesión por él no sobrepase límites insospechosos.
Tampoco sé si al final tuviste la cajita azul, o si los Blanik nos acompañaron en la boda. Pero recuerda que, siempre teníamos tiempo de hacer amigos, y para aprender que con agallas todo se puede.
Sobretodo no olvides que la vida es una sucesión de momentos y depende de ti de como los vivas.
De ti. De mí.