Quería escribir algo especial, diferente, como suele hacer todo el mundo en un día como hoy (31 de diciembre) pero mi inspiración se quedó en Tánger, con el resto de kilos de menos… Por lo que seré breve.
Querido señor o señora X, este 2018 va por ti. Porque sé que ha sido un año duro y complicado en el trabajo, porque no era lo que esperabas cuando cambiaste o porque quizá tanto tiempo libre no es lo tuyo. Por ti, que no supiste afrontar con un par de c* la situación, se te fue de las manos, y ahora estás inmerso en una realidad de la que no sabes como salir. Por ti, porque estás lejos de tu familia y amigos, solo o porque quizá te toca trabajar esta noche, y cuando llegues a casa nadie te estará esperando con un gorrito absurdo del chino.
Por ti, porque este año ya no estará rodeando a la mesa esa persona o quizá de la misma forma. Por ti, que mañana te toca trabajar, u hoy tienes el turno de noche. Por ti, que estáis pasando un mal momento en casa o tus oposiciones solo te dan un par de horas de descanso. También por ti, que estás en el hospital, en el aeropuerto o en la China.
Por todos vosotros, por vuestras fuerzas, agallas y ganas. Ganas de levantarse, seguir y continuar, porque si no fuera por vosotros, el mundo está hecho de valientes. Y de verdad, os prometo, que este año, este 2018 será vuestro año. Cuando tome las 12 uvas, entre los cuartos y Ana Torroja de fondo, os tendré en mi cabeza.
Para el resto, espero que hayas conseguido entender a estas alturas esos altibajos que tanto te queman. Que hayas aprendido a disimular tu cara de espanto cuando algo no te gusta y que hayas conocido a más gente de la que ya conocías, y que cada una de ellas te haya aportado distintas maneras de ver la vida.
Espero que te lances a hacer esa aventura, que tanto te mueres por hacer desde hace años.
Por ello, bienvenido 2018, cargado de mucho, pero que mucho amor.