Hay canciones que saben ser magia. Que saben como tocar tu corazón con la palma de las manos. Que saben destapar lo más profundo que oculta tu alma.
Hay melodías que definen etapas de tu vida, momentos, que definen tu personalidad, que te definen a ti. Hay bandas sonoras que son capaces de hacerte soñar, dejando los ojos cerrados mientras las escuchas. Os dejo una que a mi me cambia, que a mi me influye, que me rompe por dentro.
Cada domingo no sé que choque se produce en mi cabeza, que hace que me cuestione la direccionalidad de mi vida, mi futuro, mis ambiciones y mis perspectivas. Algunos piensan que soy una rayada constante, pero no lo puedo evitar, lo soy, y no son rayadas, son dudas existenciales o afirmaciones sobre mi vida.
Y es que recuerdo de pequeña lo mal que lo pasaba, llegaba el domingo y entraba en un tipo de depresión, me atrevo a decir incluso que «odiaba los domingos» era el peor día de la semana. Ahora same same but different, los domingos los utilizo para hacer balance de la semana y afianzar mis cuestiones para continuar ( a parte de organizarme con la agenda).
Yo creo que el día te invita a eso, somos de lo que pensamos o de quien nos acordamos el domingo mientras que estamos en el sofá viendo una película o haciendo zapping.
Un viejo proverbio danés decía que «el firmamento no es menos azul porque las nubes nos lo oculten o los ciegos no lo vean». Sácale utilidad al domingo y toma decisiones. Nunca vas a estar 100% preparado y nunca va a ser el momento perfecto, pero ahí se encuentra la cuestión. Significa que cada momento también es el momento perfecto. Si lo quieres, solo tienes que hacerlo.