«De mayor quiero ser como tú”, creo que no existe mayor honor en esta vida que escuchar estas palabras. Es más, en nuestras vidas deberíamos luchar por conseguir que nos digan esto al menos una vez en la vida. Como sabéis, en el transcurso de este duro y extenso confinamiento, mi sobrina nos ha acompañando en casa durante una larga temporada. Ella, en pleno crecimiento, me ha enseñado cosas que mi memoria ya daba por olvidadas (sin olvidar la BSO al completo de toda la filmografía de Disney).
Cada pregunta que lanza Leonor y ¡os puedo asegurar que son bastantes! las acaba con un ¿por qué no?. Por eso, hoy os hablo de una de ellas, «potencial». Esta palabra me fascina, además aparece en una de mis escenas favoritas de la película Antes de ti. Cuando Will habla sobre el futuro de Louisa. Un diamante en bruto, que se caracteriza por su capacidad, sus habilidades sociales y una tremenda fuerza de voluntad. Algo bastante fácil a simple vista ¿no?. Cada uno lo puede entender como quiera, yo me quedo con, “persona que cuenta con la virtud de tener algo diferente”.
A lo largo de mi vida, he tenido la suerte de estar rodeada de mujeres extraordinarias, que me han enseñado mucho y de las que a día de hoy, sigo aprendiendo. Creo que lo comenté en el post anterior, en tiempos difíciles sale a la luz lo mejor (y más verdadero) de nosotros y hoy quiero agradecérselo a ellas, las que directa o indirectamente han hecho, hacen y harán de este mundo algo más bello. Dentro de cada una de sus luchas internas.
Mujeres con principios, mujeres con poder, mujeres con valores, mujeres reales.Tanto si eres primera dama de la casa blanca como si eres la reina power de tu hogar, esto es lo que le puedes pedir a la vida. Y se lo debes exigir.
Yo ingenua, siempre he deseado poder ser varias mujeres, porque considero que soy muchas Anas diferentes, aunque a veces esos gustos tan excéntricos no casan si los combinas entre sí… mis padres, que me adelantan en sabiduría, se empeñan en hacerme ver que tengo que llegar a un acuerdo, a un centro que aúne todo y me llene. Que vaya desde las Áfricas, hasta la cosmopolita ciudad, que recorra desde lo más mundano hasta las alturas de los skylines. ¡Espero qué la vida no se me vaya para entonces! Porque me niego a que mi historia quede como un titular más en la prensa rosa, “Ana, la historia de una mujer que deseaba imposibles”. Me conformo con dejar un legado, algo pequeño (aunque por el momento ni libro, ni árbol, ni hijos -without comment).
Historias, como la que reposa sobre mi mesita de noche, de esas bélicas, cargadas de realidad, de esas que te sientes parte de ellas hasta el desenlace final, donde las opiniones no tienen cabida sin añadir entre suspiros “ no sé qué habría hecho yo en su lugar”.
“Tal vez entonces podremos empezar a ser menos temerosos, a hacer menos suposiciones erróneas. No se trata de ser perfectos. No se trata del lugar al que llegamos al final del recorrido. Hay cosas que nos hacen poderosos: darnos a conocer, hacernos oír, ser dueños de nuestro relato personal y único, expresarnos con nuestra auténtica voz. Y hay algo que nos confiere dignidad: estar dispuestos a conocer y escuchar a los demás. Para mí, es como forjamos nuestra historia.”
Mi historia – Michelle Obama