«Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos» Eduardo Galeano
¿Qué eres?
Por primera vez en mis 25 años de vida, no se referían a mi profesión al preguntarme qué soy (creedme si os digo que explicar qué es un produccer no es nada fácil). Al principio no lo entendí. Después comprendí que se pueden ser muchas cosas.
Soy una mujer porque fui Cum Laude en indirectas directas y saqué matrícula de honor esperando a que hicieras lo que yo quería que hicieras pero que tú no sabías que tenías que hacer.
Soy un anciano porque entre cafés y partidas de dominó he aprendido a conocer a las personas y a aceptar quien te importa realmente.
Soy un hombre, porque un buen día de otoño me hablaste claro y fue cuando empezamos a entendernos de verdad.
Soy un niño porque culo veo culo quiero y si me quitan lo mío me arranco por pataletas hasta que nos den las diez y las once. Las doce, la una, las dos y las tres…
Soy las veces que le diste vueltas a aquel mechón de pelo en un acto reflejo porque estabas nerviosa.
Soy el cuaderno del fondo del cajón, aquel en el que escribiste todo eso que ahora vuelves a leer mientras te preguntas cómo llegaste a donde estás ahora. El caso es que, finalmente pudiste y ¡está escrito!
Soy el lunes que cedió el chantaje de un viernes y el resumen de un largo domingo de netflix.
Soy las dos mitades que dicen que hay en todo en la vida. Un día comprendí que en todo lo malo hay algo bueno y que en todo lo bueno hay algo malo. Sí, en todo.
Soy lunes a las ocho de la mañana con complejo de sábado a las doce de la noche.
Soy un post-it porque en mí escribiste aquello de lo que querías acordarte y yo prometí no olvidarme de cómo empezó todo.
Soy un papel que envolvía el regalo y por supuesto alteré los factores del producto. Porque nos enamoramos del mundo de las personas y no sólo de ellas.
Soy el hielo del fondo del vaso, el único que no se deshace del todo y que acabas mordiendo hasta que te duelen las muelas.
Soy lo que te prometiste que nunca harías o dirías pero que acabaste diciendo y haciendo tras un par de copas. Molesto a la mañana siguiente, pero cuando cae la noche me convierto en la mejor de las ideas.
Soy del siglo pasado porque todavía creo en las faldas que pasan primero, en las corbatas que dejan salir antes de entrar y en los buenos días, por favores y gracias.
Soy el deja vú que tienes mientras continúas con tu rutina diaria.
Soy todo lo que apuntas en tus notas del móvil y todos los libros que están en tu mesita de noche.
Soy la desconocida con la que te cruzas cada mañana al entrar al trabajo y a la que nunca le preguntas por su nombre.
Soy todas las veces que rezaste para que pasase algo que acabó pasando justo cuando paraste de hacerlo. Las cosas solo llegan tarde cuando hay alguien esperando por ellas.
Soy el 0,5 que fuiste a reclamar sin esperanza alguna y que acabó cambiándote los planes del verano, del invierno y de la vida.
Soy el único propósito mantenido un año después de las doce campanadas con sus doce uvas y el corcho que rebotó contra el techo porque había algo que celebrar.
Soy lo que soy y con eso, basta. Y tú ¿qué eres?