Querida sobrina, pequeña gran revolución, como canta Izal.
Llegaste para ponernos a todos patas arriba y tanto. Para cambiarnos las vidas y hacerlas más bonitas, más interesantes y más risueñas. Desde entonces, cada día sería una nueva aventura llena de insólitas hazañas. Pensaba que mi hermana me había hecho buenos regalos pero, desde luego, contigo se superó. Eras el bebé más precioso, más bueno, ideal y millones de adjetivos más que continúan esta infinita lista. Si hubiera podido te habría aupado y mostrado como en el Rey León, a todo el mundo. Aunque no sé que habría opinado tu madre al respecto.
Nunca es demasiado tiempo contigo, porque cada vez que volvía a verte estabas más grande, y yo no quería perderme nada (a pesar de mi escaso tiempo). Yo siempre quiero crecer contigo. Desarrollé mi imaginación para hacer de cada juego, una realidad (al menos intentarlo) aunque pensaras «esta loca pretende que consiga creer que esto es un tomate o dinero». Y cualquier cosa se convertía en un castillo con un foso con cocodrilos y príncipe azul, en una tienda, en una consulta de médicos, hasta que la casa se volvía un verdadero campo de batalla.
Pero qué más me daba, da gusto verte reír a carcajadas.
Y también te diré que desarrollé la paciencia. No te imaginas la cantidad de veces que un bebé puede tirar un chupete al suelo o ser una constante máquina de preguntas, la frustración de no saber por qué lloras. Aún hay muchas cosas que los mayores no entendemos, pero tú nos has enseñado tanto.
Me hubiera encantado vestirte todos los días con vestiditos y gorros cuquis y baberos divertidos “mi tía es la mejor”, “de mayor quiero ser como mi tía”, “los dos sabemos que eso ni es un avión”. Aún recuerdo cuando supe la noticia, y corriendo fui a por unos diminutos zapatos a Nicolí o cuando daba saltos de alegría en el trabajo al ver tu primera foto vía whatssap.
Y con el paso del tiempo, me encanta ser parte de tus aventuras. Que hablemos y me cuentes tus compis del cole, que me auscultes, que riamos y veamos 759387465 veces Rapunzel, Nemo y Frozen, siendo nosotras las protagonistas. Que juguemos a los príncipes y a las princesas, a las peluquerías y a actrices de Hollywood.
Sabes que cada logro que consigues, cada palabra que aprendes lo siento mío. Que llegarás donde te propongas, porque he visto la genialidad en tus ojos. Y porque eres fuerte, lista, y luchadora. Que si algún día necesitas algo aquí estaré para lo que necesites. Como tu tía, como tu madrina, como tu madre, o como tu amiga.