Ayer nos quedábamos con un You look amazing, del príncipe Harry hacia Megan Markle y todo un público enganchado a los miles de fotos y comentarios que se hacían in streming sobre la «especial» boda.
A menos de dos semanas de poner fin a este mes de mayo, puedo decir que está siendo un mes de perdices por bandera, no sé si entran dentro del menú o que hay una super oferta, la cosa que mayo ha hecho mella en mucho de nosotros y sino díganselo a la protagonista de Suits…
Y aunque muchas de nosotras pensemos que no somos tan suertudas como la señorita Markle, os digo que estáis muy equivocadas, porque todo en esta vida no es formar parte de la línea de sucesión Real y si es así amiga, ya te aviso que te vas a llevar unas cuantas caídas.
Y sino miradme a mí, entre mi ojo clínico y mi don por escoger todo lo caro, a veces he llegado a pensar que la cigüeña se equivocó con mi familia, hasta que llegan meses como mayo y me doy cuenta de que no…
Este mes me ha enseñado a no cuestionar el poder del tiempo, a no pedirle explicaciones ni exigencias. Que el amor de tu familia es horriblemente inmenso, que puede darte todo el coraje y fuerzas para enfrentarte al mayor de tus miedos, hacerte invencible.
En esta vida, (la única que tienes) las metas las fijas tú. Que si quieres algo de verdad tienes que superar tus dudas, ponerle stop a tus miedos, alejarte de quienes te dicen que no eres capaz. Porque la satisfacción de lograrlo es incomparable con todo el esfuerzo, trabajo que te ha supuesto (seguramente años). Y todos esos motivos que te repites en la cabeza para convencerte de que tal vez es demasiado pronto, demasiado difícil, demasiado tarde, o demasiado arriesgado, sólo son excusas. Arriésgate, sino nunca lo sabrás.
He aprendido a cuidar lo que me rodea. A establecer prioridades, a decir “no” cuando no merece la pena, a luchar por un “sí” cuando se trata de oírlo de tus labios. Y he aprendido a valorar los pequeños momentos de felicidad. Quizá en forma de perdices o en plaza de MIR, el olor de un libro nuevo, la arena entre los dedos de los pies, una llamada inesperada, jugar a las princesas con tu sobrina, un momento a solas entre el estrés de trabajo, un secreto inconfesable, una vieja foto que encuentras por casualidad entre tu galería de imágenes, un reencuentro inesperado… y sino, te reto a que cierres lo ojos y pienses tu momento del mes.
Porque todas tenemos un Harry en nuestra vida