“Lo más importante de todo, dijo, con el otro brazo estirado hacia el horizonte de la ciudad frente a nosotras, es la composición; lo que tus ojos deciden fotografiar. Lo que optas por incluir, lo que se queda fuera. Señaló la cámara. Cuando miras por ese visor, debes saber qué es lo que tiene sentido para ti. Debes preguntarte si hay un modo mejor de mirar la escena que tienes delante… Quizá hay un modo más interesante, o uno en el que no habías pensado. Hay muchas formas de mirar la misma cosa, Ellen. Se agachó y me tocó con ternura la barbilla. Eso es algo que nadie puede enseñar.”
De Ruthie a su nieta Elle, Tiempo de arándanos
Por un momento no sabía si en el libro estaban hablando de la forma de tomar fotos o de la vida. Porque a lo largo de nuestro día tomamos millones de decisiones entre las distintas opciones que esta nos da. Dejamos entrar a personas o mejor se quedan fuera del objetivo, fruta o helado, y un sin fin de incógnitas más que van construyendo nuestro camino.
Me encanta esta comparación entre la vida y la fotografía que no se si es cosa mía que estoy muy reflexiva o que la autora realmente lo pretendía. Porque como ella dice, hay cosas que nadie te enseña, hay decisiones que solo puedes tomar tu porque será la única manera de tener claro que has hecho lo que debías, lo que querías en ese momento en que pasó.
Efectivamente hay infinitas formas de mirar una cosa y eso es lo que hace que tu foto sea solamente tuya, porque decides enfocar tus esfuerzos en esto dejando borrosa otra parte que quizá tenga espacio en la imagen de otra persona pero no en la tuya.
Una de mis fotógrafas preferidas es Uta Barth a quien descubrí por Mónica B. En palabras de Mónica “sus enfoques, más bien desenfoques, sus encuadres al límite, la tímida luz, la sutilidad de su fotografía y la sencillez, que no simplicidad” es lo que ha hecho que la fotografía de Uta se convierta en todo un referente.
«Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad»