Desde hace algún tiempo, me quedo ipnotizada cada vez que del camino al trabajo miro al cielo y veo a los estorninos haciendo sus señoriales bailes. Un vuelo en grupo, perfectamente sincronizado y adaptando figuras y formas diferentes.
He podido leer que estas curiosas aves tienen dos principios fundamentales que les permite moverse de forma sincronizada: comunicación y luz.
La comunicación, les permite informarte entre sí sobre su posición para evitar chocarse al volar.
La luz, siguen las siluetas oscuras y evitan zonas con luz para tener un movimiento rápido.
Esta belleza puede parecernos ligera, frágil y curiosa, como La noche estrellada de Van Gogh (1889). Elvira Sastre dijo, “Es imposible quebrar tanta fragilidad. Es imposible romper algo que siempre está a punto”.
Pero lo que más me sorprende es, la sencillez (y fuerza) con la que solo un pájaro al hacer un movimiento diferente, tener un retraso o descompás puede desmoronar, desincronizar todo.
Y esto, lo hace todo aún más bello.
