“Y entonces ella se desliza hasta el altar, perfecta y radiante al son de la música mientras que él la espera, lleno de ganas con una cara, que no me perdería por nada del mundo.”
Os confieso que soy una friki de las bodas, no lo puedo remediar, desde pequeña jugaba a las bodas con las barbies, e incluso guardaba recortes de trajes de novia. Todo el amor y la buena energía que se transmite, los días previos y todos los que llegarán en un futuro (obviando las novias histéricas o las copas en exceso).
Los millones de detalles y preocupaciones para que finalmente todo esté tal y como habías imaginado. Si os digo la verdad, todo es más fácil desde el backstage, el hecho solo de pensar que algún día yo seré la que va de blanco ¡me pone los pelos de punta!. Adoro las bodas y admiro a los novios, pienso que hay que tener un par de cojones, para decidir dar un sí para siempre y bailar delante de todos el “mejor” baile de vuestras vidas.
Pero hay algo que no deja de impresionarme, algo que en realidad siempre he sabido y es que el amor es tan diferente para cada persona y sobre todo, mas allá de eso, tan diferente para cada uno en cada etapa de su vida, que vivimos en un constante aprendizaje sobre lo que nuestro corazón necesita, lo que le hace daño, lo que le da paz, lo que rechaza, lo que le asusta, lo que le hace soñar, lo que le hace trabajar, lo que le hace descansar.
Por ello, no vive más el amor aquel que decide casarse o celebrarlo por todo lo alto, ni el que sale en la sección de sociedad o en el blog de Casilda se Casa, sino aquel que siente miedo al pensar en no haber conocido nunca a la otra personas.
En los últimos años he sufrido una gran transformación personal en mi vida. De carácter, de forma de ser, de metas, de propósitos, de sueños, de valores. Cosas que pensé que uno tenia de nacimiento y que le acompañaban siempre y cosas en las que directamente jamás habían pensado, han estado dando vueltas dentro de mi. Pagando ticket tras ticket de la noria de la que les ha costado mucho bajarse porque ya han encontrado su lugar y no necesitan mas perspectivas desde lo alto de la misma.
Si me preguntan ahora mismo que es el amor en una sola palabra diría, madurez; Madurez para dejar sitio en tu vida a otra persona. Madurez para entender que a veces, hay que cambiar el yo por nosotros o incluso el yo y nosotros por tu. Madurez para plantearte posibles situaciones futuras o complicadas.
Por ello, say yessssss and Happy Sunday!
Genial, como siempre!
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